viernes, 5 de febrero de 2016

Los sueños literarios

Los mecanismos de la creación son diversos y muy variados. Si lo serán. Graham Greene anotó durante un cuarto de siglo sus sueños y, gracias a ellos, escribió después más de ochocientas páginas, desde 1965 hasta 1989, con las "escenas selectas" de sus sueños.
Y bien, ¿con quién soñaba Graham Greene? ¿Qué cosas soñaba?
Soñó el 28 de abril de 1988 que hacía un viaje con Henry James por un río de Bogotá y escribió:  "El barco zarpaba después de la medianoche  y tuvimos que atravesar el muelle en la más completa oscuridad, acarreando nuestro equipaje de mano. De no ser por la determinación que mostraba el gran autor, y mi admiración por su obra, no hubiera seguido adelante".
            También soñó con Jean Cocteau, con Robert Graves (el autor de la novela “Yo, Claudio”) con T.S. Eliot (en el sueño se había dejado crecer el bigote), con Jean-Paul Sartre, con el poeta W.H. Auden y con el novelista Evelyn Waugh. Este último sueño es curioso:  en él, Auden era un guerrillero que había sido herido por un disparo del escritor Evelyn Waugh en una pierna; Graham Grenne lo perseguía y, cuando lo alcanzó, le clavó un cuchillo y sigue diciendo: "pero como si no hubiera sufrido ninguna herida comenzó una discusión literaria de la cual, extrañamente, nada recuerdo". Otra noche soñó con el famoso espía inglés Kim Philby y comentó: "Al parecer había reclutado a Hemingway para que lo informara sobre los refugiados de Hong Kong".  También soñó con el general de Gaulle, con Mitterrand, con Ho Chi Min y con Olivier Cromwell. 
            En cuanto a mí,  recuerdo que en cierto momento, hace unos años, decidí escribir mis sueños literarios no bien despertara para no olvidarlos. Gracias a ello, tarea que ya no hago, puedo relatar algunos de mis sueños, leyendo mis apuntes. Veamos.
             Una noche, en Madrid, soñé con Mario Vargas Llosa; lo veía de espaldas, paseando a su nieta de tres años;  sabía que era él. También soñé con un artículo titulado “La ciudad sin Naipaul”; el título se veía en una carátula de color verde, en una revista de dimensiones más grandes que las habituales. No sé que diría de ese mundo y del Premio Nobel literario del 2001, autor de “Miguel Street” y “El sanador místico”.
            Con Borges he soñado varias noches. En uno de mis sueños paseábamos por una feria de libros muy pequeña y recuerdo que él vestía una remera a rayas horizontales blancas y  marrones.  Cuando alguien lo felicitó por sus libros, Borges le contestó: “Son unos modestos cuentos”.  Otra noche soñé que jugábamos a las cartas (al truco) con Borges; supongo que él no estaba ciego en mi sueño, del no recuerdo nada más.
            También soñé con Ernesto Sábato, quien me invitaba a participar en un homenaje en su honor. Y hablando del premios, otro sueño con Vargas Llosa y Borges, cuando al primero le dieron el Nobel de literatura. Caminábamos rumbo a la ceremonia y de pronto Vargas Llosa saltó ágilmente una cerca que cerraba la calle; le comenté a Borges que era un acto desafiante, y se  rió tanto que no pudo trepar la cerca, la que  de súbito se convirtió en una pared inclinada. También soñé con Bioy Casares; íbamos en auto (yo conducía) a la presentación de un libro suyo, y hablábamos de literatura. 
            Sueños muy literarios, como ven.