lunes, 10 de julio de 2017

Recordando a Rodó, en su centenario

     

           
        Hace cien años murió en Sicilia, el ilustre intelectual José Enrique Rodó, periodista, político y escritor. Un maestro de las letras, que nos ha dejado libros clásicos como “Ariel” y  “Motivos de Proteo”.
             
           Escribí, hace unos años, un cuento titulado “Morir en Sicilia”, sobre los últimos días de Rodó en Palermo, donde falleció a los 45 años, cuando realizaba una extensa gira europea. Ese cuento se publicó, no mucho después, en mi libro de relatos titulado, justamente, “Morir en Sicilia”, que fue publicado en España por Ediciones Bassarai, en el 2005.
           
         Y sigo. En uno de mis muchos diálogos con Mario Vargas Llosa, hablando de escritores comprometidos por su tiempo, le pregunté por José Enrique Rodó.  Y esas palabras del Nobel literario de 2010, quiero hoy compartir con los lectores. 

          Este juicio de Mario Vargas Llosa figura en un artículo extenso (donde habla además de Jean Paul Sartre y de André Malraux), publicado la pasada semana (el jueves 6 de julio) por el semanario Voces.
         
         Como homenaje al centenario del adiós del maestro Rodó, siguen entonces  las palabras de Mario Vargas Llosa:

       Yo tengo mucha admiración por Rodó. Yo creo que fue un gran prosista, en primer lugar, y luego un pensador generoso, que tuvo una visión idealista de América. Seguramente, su visión está muy condicionada, en parte, por mitos de la época.
       Pero su idealismo, su fe en los grandes valores, su creencia en la cultura como un instrumento civilizador, modernizador, que crea una comunidad espiritual más importante que aquellas que marcan las fronteras, y su visión profundamente americanista, ello, me parece que sigue siendo muy válido.
           Por otra parte, hay que destacar los aspectos puramente literarios, de la prosa y de la cultura de Rodó”.